miércoles, 30 de noviembre de 2011

Debía hacerlo.

Tenía que decirselo, no aguantaba más. No podía estar junto a él sin querer abrazarlo. No podía mirarle a los ojos sin sentir ese anhelo que solo había leido en las novelas románticas de mala calidad. No podía hablar con él sin querer expresarle todo lo que sentía. Sencillamente debía decirselo, porque nunca me había sentido así antes, y no me importó cual fuera su reacción. La verdad es que me gusta lo que soy y lo que siento debido a él.

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